19 de mayo de 2012

MENSAJES DEL ÁFRICA NEGRA

Durante mis nueve años de vida misionera, si es que se puede expresar así, he descubierto cosas importantes en mi camino de vida y de fe. Me siento misionera y es aquí donde he encontrado mi lugar dentro de la iglesia. Entrar en el voluntariado misionero calasancio me ha ayudado no sólo a concretarlo sino que el espíritu de nuestro grupo se ha convertido para mí en una forma diferente de ver el mundo, en un proyecto de vida.


He vivido entre mejicanos, Senegaleses y Guineanos la experiencia de sentir que el mundo es uno, plural y diverso, pero uno; que somos hermanos y que lo que tengo no es todo mío sino que parte es de ellos porque los recursos de la tierra, los hemos mal repartido y que por ello lo que hago en mi día a día les afecta. He aprendido a orar en diferentes lenguas a llamar a Dios padre, tare wua o notre pere. A compartir las dificultades del camino de igual a igual porque al final la vida nos iguala; a mirar el diamante escondido, como decía Calasanz, aunque lo que se vea sea el diamante en bruto recubierto de muchas capas; a tomar una mano y llevar a la escuela; a escuchar el silencio de la soledad que susurra lo esencial, eso que es invisible a los ojos; y sobre todo a coleccionar sonrisas. Sin darte cuenta un día te encuentras con una y te la quedas porque te ha enamorado y cuando piensas que esa sonrisa no puede llenarte más, aparece otra y piensas que has tocado el cielo. Pero hay más y al día siguiente, escondida tras el dolor, recibes otra y así poco a poco las vas pegando al corazón y comienzas a aprender el arte de vivir con tantos rostros que te llenan.

Mucha gente importante, antropólogos, historiadores, ingenieros, científicos y algún que otro religioso/a han planteado sus conocimientos sobre el continente africano desde diferentes perspectivas: social, científica, tecnológica, religiosa…y sus estudios, reflexiones, vivencias nos han ido ilustrando sobre la historia de este enigmático continente.

Yo no poseo esos conocimientos, ni la sabiduría suficiente para aportar, en este pequeño ratito juntos, muchos datos, ilustrar su historia con grandes acontecimientos  o hablar de los avances tecnológicos de las últimas décadas.
Tan solo tengo el corazón lleno de nombres, con sus sonrisas!!!!! Y eso es lo mejor que me he traido. Como bien dice nuestro buen amigo Pedro Casaldáliga:




Al final del camino me dirán:

¿Has vivido? ¿Has amado?
Y yo, sin decir nada,
abriré mi corazón lleno de nombres.







Os deseo que descubráis este arte y que llenéis vuestro corazón de nombres…solo hay un requisito previo: sonreir.
                                                                  Isabel Gutiérrez
                                                        Voluntariado Misionero Calasancio

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Isabel por hacerme caer en la cuenta de la importancia que tiene la vida cotidiana y pequeña. Solo en ella se encuentra a Dios en el otro.
Sigue llenando tu corazón de nombres y de sonrisas.