27 de mayo de 2011

DOMINGO VI DE PASCUA, PASCUA DEL ENFERMO

Pascua del Enfermo: “Juventud y salud”

(del Mensaje de los Obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral)

El próximo domingo, 29 de Mayo, la Campaña del Enfermo nos invita a reflexionar sobre los jóvenes y la salud a la luz de la fe en Jesucristo, y a participar en la misión evangelizadora de la Iglesia siendo portadores de salud y servidores de la vida.

¿Cómo se enfrentan hoy los jóvenes a los acontecimientos fundamentales de la existencia, es decir, a la salud y la enfermedad, a la vida y la muerte, al sufrimiento y la curación?

La salud es uno de los bienes fundamentales del ser humano y constituye una de sus aspiraciones permanentes. Para los mismos jóvenes la salud es algo muy importante en su vida. Pero junto a la alta valoración de la salud, encontramos comportamientos y actitudes contradictorias. Ponemos nuestra salud en manos de los grandes avances de las ciencias médicas y quizá nos sentimos menos responsables de nuestra salud.

La Iglesia ha de ayudar a los jóvenes de hoy a vivir su salud de manera sana y responsable; estar cerca de los jóvenes que sufren y acompañarles a afrontar esa realidad y a vivirla como posibilidad de crecimiento y de maduración; reconocer y avivar la sensibilidad y solidaridad de los jóvenes hacia las personas enfermas, con discapacidad, mayores, o con dependencia. Cualquier época de la vida, probablemente más aún en la juventud, es importante tomar conciencia del valor y sentido de la salud. Jesús es la salud y seguirle es una de las maneras más sanas y gratificantes de vivir.

Enfermedad, dolor y sufrimiento son experiencias personales, cargadas siempre de misterio, un misterio difícil de aceptar y de sobrellevar, difícil de expresar con palabras. Los jóvenes sufren y enferman. Jesús pasó por esta experiencia humana y nos enseñó cómo debemos vivirlo personalmente. La actitudes de Jesús nos ayudan a vislumbrar desde la fe el sentido de la vida, también en medio del sufrimiento, y el valor redentor del amor. Pero, sobre todo, nos enseñan a descubrir que podemos buscar un para qué.

Jesús no pasó de largo ante los enfermos, se acercó a ellos, se conmovió ante su situación, les dedicó una atención preferente y les libró de la soledad y abandono en que se encontraban reintegrándolos a la comunidad. Los jóvenes disponen de un enorme potencial interior para ayudar a los que sufren.

Jesús ama la vida, se conmueve ante la muerte y llora. A Jesús no le deja indiferente la muerte. Mirar la muerte, a la luz de Jesús, ayuda a vivir más plenamente la vida y a valorar y agradecer la vida como un don que se ha de vivir en actitud de agradecimiento y alabanza; ayuda a vivir las pequeñas muertes de cada día y acompañar a quienes están experimentando la muerte en su propia carne y necesitan alguien que les tienda su mano y les consuele; ayuda a combatir lo que aquí y ahora está generando muerte: hambre, violencia, guerras, deterioro de la naturaleza, reparto injusto de recursos, etc.

A todos nos incumbe la tarea y la responsabilidad de cuidar y curar la vida en sus grandes acontecimientos y trasmitir formas sanas de vida. Como testigos de Cristo resucitado tenemos que vivir curando la vida y aliviando el sufrimiento.

¡FELIZ DOMINGO!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Este si que es un buen momento para pedir por nuestros enfermos y plantearnos de que forma podemos ayudarles a vivir su enfermedad con serenidad y esperanza.

Noemí SP dijo...

Gracias por esta entrada, es muy significativa para mí.

Señor, se tú la fortaleza de los que sufren. Que de tu mano luchen contra su enfermedad y sus ganas de vivir no desaparezcan. Dales el ánimo y el apoyo que en ocaciones los que están a su alrededor no consiguen ofrecerle.

Destacar del texto esta frase: "Los jóvenes disponen de un enorme optencial interior para ayudar a los que sufren"

Un besiño,

Noemí

alberto dijo...

Me alegra que el blog se tenga tan presente el sentido eclesial, porque nos lo hacéis sentir a todos.