La gran noticia para la que nos prepara el Adviento es que la Vida en plenitud se ha aposentado dentro de cada una de nosotros. La Vida que nace en Belén, en medio de la noche, anuncia que Dios está cerca, cerca, en nuestro propio corazón, como nos dice el Beato Faustino.
Que el camino a recorrer en este Adviento, tanto a nivel personal, como familiar y comunitario, nos conduzca al encuentro de la Vida que se hace carne en el Niño de Belén y al encuentro de los demás para poder fortalecer las rodillas vacilantes, dar palabras de ánimo a los corazones decaídos y saber pintar de color esperanza toda la vida.
Feliz Adviento y un fraternal abrazo,
M. Sacramento Calderón
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