22 de febrero de 2012

40 DIAS.... DE CONVERSION

Imagínate que un día sales de casa, porque has quedado con alguien con quien sueles encontrarte siempre en el mismo sitio. Antes de salir, no ves que te ha escrito un e-mail diciéndote que no estará allí, sino en otro lugar. Sales de casa, sabiendo de sobra las calles por las que tienes que ir, el autobús que tienes que coger y la parada en la que tienes que bajarte, porque no entra en tu esquema que haya cambiado sus planes.

Da la casualidad de que el autobús, se detiene en la parada donde te está esperando tu amigo. Él te ve y te hace señas para que bajes, pero vas a lo tuyo, oyendo música, mirando el reloj porque el autobús se ha retrasado y no te enteras.

Él echa a correr hacia la siguiente parada mientras te llama al móvil para decirte que te bajes. Pero con la música, no te das cuenta de que te está llamando. De hecho, ni siquiera ves que la persona que va a tu lado te hace señas indicando que te está sonando el móvil.

Tu amigo, viendo que no puede avisarte, decide esperar al siguiente autobús e ir al sitio de siempre y allí contarte lo ocurrido. Es verdad que el resultado es el mismo; un encuentro, pero todo hubiera sido más sencillo si te hubieras planteado que podía haber cambios, o hubieras prestado atención a tu móvil.

Creo que en la relación con Dios, muchas veces nos ocurre lo mismo. Salimos a buscarle donde siempre le hemos encontrado, sin pensar que puede estar esperándonos en un sitio nuevo. Por eso, tal vez la Cuaresma sea un buen momento para recalcular nuestra ruta y con todo, mirar al móvil de vez en cuando, atentos a sus mensajes.

Si me despierta y saca de la mediocridad, si compromete y complica mi vida, pero la llena y da sentido..., es tu voz.

Si me hace salir de mi tierra, de mi pequeña isla o mar y me lanza al mundo entero..., es tu voz.

Si llama al corazón, al amor, a la generosidad, a la ilusión..., no al miedo ni al temor..., es tu voz

Si me invita a ser profundamente feliz y a hacer felices a los demás... si habla el lenguaje de la confianza, del Padre a su hijo..., es tu voz

Si me hace descubrir la propia realidad de la pobreza, pero también lo que puedo hacer con su ayuda..., es tu voz

Si me va liberando de cosas, de mi egoísmo, de mí mismo; si rompe mis planes, como se los cambió a María de Nazaret… es tu voz

Si no me saca de este mundo, pero me hace estar en él como levadura, sal, luz..., es tu voz

Si me invita a acercarme, a estar y a sentir a los más pobres, a dar vida, alegría, esperanza, plenitud, sentido..., es tu voz

Si no me llena de palabras para avasallarme, sino que en ocasiones calla y hace silencio invitándome a la reflexión, a la búsqueda humilde y a la oración paciente.... es tu voz.

Si esa voz va germinando en mí lentamente, como la semilla en el surco, si me invita a centrarme en Ti, a seguirte, a convivir contigo..., es tu voz.

Si es como un eco evangélico, si en la oración no puedo sacármelo del pensamiento..., es tu voz.

Si es para extender tu Reino, mejorar el mundo, hacerlo más humano, anunciarte y anunciar tu Buena Noticia, y no para anunciarme a mí mismo..., es tu voz.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por compartirnos tan buen comentario, por mantener viva nuestra ilusión, por animarnos, por acercarnos a Dios. GRACIAS.

Anónimo dijo...

Precioso el artículo. Voy a intentar tenerlo presente en este tiempo de cuaresma.

Anónimo dijo...

Gracias, sobre todo, por la última parte. Es una buena forma de discernir nuestras pequeñas y grandes decisiones.
Deseo que todos vivamos con verdadero sentido esta cuaresma.