Otro año más, un grupo de monitores del Movimiento Calasancio y algunos componentes de la comunidad educativa del colegio de Martos hemos tenido la suerte de poder vivir la Pascua en Pueblo de Dios. Comenzamos celebrando el Domingo de Ramos 18 personas. Una religiosa (Rocío Vázquez), un matrimonio que colabora en el Voluntariado Misionero Calasancio (Pepe Cuesta y Conchi Bonilla) y 15 jóvenes (Teresa, Elena Rivera, Ana, Maripaz, Andrea López, Elena García, María, Andrea Torres, Javi, Rafa, Pepe, Antonio, José, Cele y Carlos).
Cada año, en Pueblo de Dios se propone un lema para profundizar y tratar durante la semana. El lema de este año ha sido “SER”. Con él, se quería incidir en lo que somos, en lo que podemos descubrir dentro de nosotros, en vivir el sentido auténtico de la Pascua y en profundizar en la verdadera esencia de las cosas. ¡Y vaya si lo hemos hecho!
Con este lema, nuestro numeroso grupo participó de la PREPASCUA, que son los días previos a la Pascua. O lo que es lo mismo: lunes, martes y miércoles. Junto a nosotros se encontraba la comunidad y algunas personas que también venían a compartir su vida. Estos días están destinados a prepararnos por fuera y por dentro para el paso de Dios en nuestras vidas. Por la mañana teníamos una pequeña oración con la comunidad antes de desayunar, y después una breve reflexión para “rumiar” durante la mañana. Tras este momento, se proponían el servicio en labores y trabajos que hacía falta llevar a cabo para la preparación del lugar para la Pascua. Es necesario aclarar que Pueblo de Dios es de todos, y todos formamos parte de él. Es nuestro también, ya que también construimos y vivimos de este sueño. Por ello, nuestro grupo decidió vivir al mismo ritmo y la misma manera de todas las demás personas de la comunidad. Dichas labores consistían en adecentar los lugares para vivir, limpieza, arreglar los caminos y el terreno, preparar pan para comer durante la semana, distribuir materiales, preparar las zonas comunes para los encuentros… En definitiva, poner a punto todo para la llegada de la gran masa de gente a partir del jueves. Por la tarde, tomábamos un café juntos, y compartíamos nuestras ideas, opiniones, experiencias acerca del tema de reflexión propuesto por la mañana. Este rato era siempre muy enriquecedor para todos. A continuación, celebrábamos la Eucaristía diaria.
Como se puede apreciar, la PREPASCUA ha sido días de compartir entre nosotros y con la gente que se encontraba allí. Nos hemos enriquecido mucho de la convivencia, ya que aún no había mucha gente, por lo que las relaciones han sido muy cercanas, tanto en el trabajo como en la reflexión y en la oración.
En la PASCUA (a partir del jueves), comenzó a llegar mucha gente para vivir en comunión estos días tan especiales. Hasta 400 personas. Entre ellas, se unieron a nuestro grupo dos jóvenes más (Bea y Pedro) y otro componente de la comunidad educativa del colegio que participa también en el VMC (Nicolás). Ellos vivieron con nosotros todas las actividades durante el jueves, viernes y sábado. Actividades tales como grupos de formación, talleres, momentos de compartir, enriquecedoras charlas, vía crucis, hora santa y oficios.
Se puede decir que en la PREPASCUA nos centramos en estar al servicio, de una manera libre, de todos. Y en la PASCUA vivimos más desde la participación de las distintas celebraciones y el mayúsculo enriquecimiento personal, ya que experimentamos en primera persona la pluralidad y la variedad de la iglesia.
Todos coincidimos en que vivir la Pascua en Pueblo de Dios es una experiencia fuerte e importante, en la que compartimos juntos a cientos de personas distintas la fe, siendo partícipes de la unión de todos. Tratando de vivir en primera persona el Evangelio, y considerando al que está al lado como un hermano. Llenándonos del amor de Dios, y siendo todos juntos constructores de su reino.
Aquí en esta tierra hemos vivido de una forma especial, diferente y sincera nuestra fe, a la misma vez que hemos ahondado en nuestra identidad calasancia.
Para concluir, dar las gracias por la oportunidad que se nos ha vuelto a brindar, e invitar a todos a vivir esta experiencia que es única y que verdaderamente nos acerca a Dios y a SER su pueblo.
Pepe Cuesta (hijo)