15 de septiembre de 2011

FAMILIAS EN EL EIC Y LA JMJ. I PARTE

Comenzamos una serie de testimonios de familias que participaron en el Primer Encuentro Internacional Calasancio.

El Primero nos llega desde A Coruña, de mano de la familia SANTIAGO PARADA…

A la mayoría de la gente que le comenté que asistiría a la Jornada Mundial de la Juventud le sorprendió mi decisión. Lo primero que me dijeron fue que mi edad no era la apropiada para tal acontecimiento. En segundo lugar, que no soportaría el calor y la marea de gente; ya que mis condiciones físicas no son las más adecuadas en esta temporada. Y finalmente, la tercera es que estaría fuera de lugar.

Ninguna de las tres premisas se cumplieron, me sentí una más del grupo con un espíritu de colaboración, participación y entrega. Si que es verdad que la ola de calor y de muchedumbre casi consiguen vencerme; pero siempre tuve a mi lado personas que me guiaron, sujetaron y me ofrecieron gestos o palabras refrescantes que consiguieron que no me rindiera.

A nivel personal, poder compartir esta experiencia con mi familia ha supuesto mucho para mí. Aunque mi marido no pudo acompañarnos esta vez, él estuvo en todo momento en mi corazón y pensamiento. Con mis hijos compartí unas vivencias intensas y únicas que nos han fortalecido; y también incluyo a mi comunidad de fe que es la familia calasancia.

En esos días me he dado cuenta de que el Amor más grande es el de Jesús, que está presente en los ojos de muchos jóvenes y que es un ejemplo de vida para los que estamos cercanos a Él. Fue maravilloso, irrepetible y que no lo cambiaría por nada del mundo. Ha servido para replantearme muchas cosas de mi día a día: ser paciente, observar más a las personas que están a mi lado, arraigar más mi fe, estar al servicio, ser una persona feliz y hacer felices a los demás.

El Encuentro Internacional Calasancio me ha permitido conocer a gente maravillosa que con su testimonio demuestran que Él está vivo en cada uno de nosotros; dejando a un lado la procedencia, edad, cultura o costumbres de esas personas.

He comprobado que en los momentos de oración he conseguido hablar en el silencio, interiorizar, sacar a fuera mis emociones y mantener una relación íntima y profunda con Dios.

Por todo ello te doy Gracias Señor, espero no defraudarte y ser testimonio de Tu Amor.

Elena Parada, A Coruña

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Elena, eres una mujer muy valiente, y se nota que sabes recibir y contagiar la bendición de Dios en tu vida. GRACIAS

Anónimo dijo...

Elena me siento muy identificada con tu vivencia, quizas por compartir la edad y el hecho de haber podido vivir esta experiencia con mi hija, como asi tambien con todos mis hijos adoptivos por ese tiempo quienes me hicieron vivir una experiencia maravillosa, los chicos de san miguel. Gracias a todos.
Andrea

Anónimo dijo...

estos testimonio de familia, nop os imagináis como nos ayudan a los que no nos atrevimos a dar el paso.

Anónimo dijo...

Gracias Elena. Me imagino que pronto vendrá también el testimonio de Noemí!